Fernando Alonso salvó el primer punto de partido en Estados Unidos y deja abierta la pelea por el Mundial de Fórmula 1 hasta la última carrera del próximo fin de semana en Brasil. En Austin se impuso Lewis Hamilton y no Sebastian Vettel, como marcaban los indicios de la previa en la clasificación. Alonso exprimió todos los medios a su alcance para sofocar el incendio y la jugada le salió muy bien. Vettel fue segundo (18 puntos) y el español tercero (15), con lo que el Mundial sigue sin dueño. Vettel tiene 13 puntos de ventaja para el gran premio de cierre en Sao Paulo (Brasil) y le basta con ser cuarto para ganar el título. Recordemos que el alemán ganó su segundo mundial llegando a la última carrera con 15 puntos de desventaja. Alonso ahora sólo resta 13, por lo que todas las opciones siguen vivas.
Ferrari encaró Austin por las bravas. Se despojó de las sutilezas y apuró todos los resortes del reglamento. Rompió los precintos de la caja de cambios de Felipe Massa, ubicado en la sexta posición, y obligó al brasileño a asumir una sanción de cinco puestos en la parrilla. Consiguió así que Alonso avanzase un escalón (del octavo al séptimo) y saliese desde la mejor zona del asfalto para afrontar con más garantías la salida.
Los Ferrari salen de cine este año, y Alonso no desaprovechó la ocasión. Salió escopetado, como en los mejores tiempos del Renault azul, y subió la rampa del final de recta con un botín bajo el brazo. Ganó dos posiciones (a Schumacher y Raikkonen) y arrancó la primera curva desde el cuarto lugar. Alonso, que había sido el noveno en la formación de la parrilla (luego llegaron los castigos a Grosjean y Massa), solo tenía por delante a Webber, Vettel y Hamilton en el primer giro.
Con el objetivo cumplido, la carrera deparó una rivalidad total entre Vettel y Hamilton, los más rápidos en el trazado norteamericano con mucha diferencia sobre el resto, incluido Alonso.
El abandono de Webber dio vida a Alonso, que se agarró a la tercera plaza y ya no la abandonó hasta el final pese al insistente acoso de Raikkonen. Massa fue esta vez elmejor escudero del español. Se sacrificó en la salida y no apretó, detrás del asturiano, cuando tenía ritmo en el Ferrari para soñar con el podio.
Hamilton se jugó el bigote para asaltar una nueva victoria y Vettel aguantó hasta el límite del riesgo. Cuando vio que el inglés comprometía su candidatura al Mundial, esquivó el peligro y asumió como válida esa segunda posición, no sin intentar poner nervioso a Hamilton en el tramo final.
Alonso sumó su séptimo podio en las últimas ocho carreras y salvó la bola de partido con su eficacia habitual. Esa regularidad lo ha llevado a la última cita del Mundial 2012, Brasil, aunque sus posibilidades pasan por un error de Vettel. Si el alemán acaba cuarto, tendrá su tercer título consecutivo. El español debe ganar y el alemán acabar quinto. O ser segundo y el germano, octavo. O tercero y y décimo. Difícil, en cualquier caso aunque no imposible. Los alonsistas todavía podemos soñar con un final de infarto.