La familia Peugeot, que controla una parte del accionariado del gigante automotriz PSA, estaría dispuesta según los últimos rumores a ceder su parte de propiedad en la empresa para así favorecer la deseada unión con General Motors, lo que supondría una importante inyección de capital que se hace necesaria en éstos momentos de crisis. Actualmente, General Motors posee un 7 por ciento del total de acciones de PSA, tras los intentos de la misma por buscar socios accionariales en distintas ubicaciones, entre los que estuvo la fabricante china Dongfeng.
Sin embargo, no todo serían buenas noticias para la matriz francesa. Se especula con que la fusión con la gigante americana podría acarrear numerosos cierres de fábricas y despidos de trabajadores en un intento por reducir los costes de producción, lo que también traería grandes problemas sociales y políticos. Desde PSA, algunos ejecutivos afirman que GM y en concreto Opel tienen su mismo problema de exceso de capacidad productiva, y esa es la principal razón por la que están tratando de convencerles para realizar una fusión.
La familia Peugeot, fundadora de la compañía en 1810, posee actualmente el 25,4 por ciento de las acciones y el 38,1 por ciento en derechos de voto sobre las decisiones de la empresa, pero ya son conocedores del hecho de que deberán vender sus acciones, parcialmente o en su totalidad, para asegurar la supervivencia de la compañía. General Motors estaría interesada en comprar dicho paquete de acciones, siempre y cuando tenga libertad de acción para adecuar la capacidad de producción de PSA a sus cálculos.
Peugeot, su marca hermana Citroën y Opel son precisamente las tres marcas más castigadas a nivel europeo en caída de ventas en los últimos cinco años, y la previsión es que sigan cayendo un año más hasta situar las ventas en volúmenes similares a los registrados veinte años atrás. El problema se agrava en el caso concreto de Peugeot, ya que la dependencia hacia el mercado doméstico europeo es muy alta. Más declaraciones de los directivos de PSA apuntan que la empresa deberá presentar un nuevo plan empresarial para convencer a GM y que ésta haga su aportación en forma de compra de acciones. Sin embargo, General Motors no podría tensar demasiado la cuerda, ya que su plan de crecimiento en Europa para Opel se basa en la tecnología que PSA le cede en base a su acuerdo de compra de acciones. Como vemos, un gran conjunto de matices que harán que esta negociación vaya para largo, y que esperamos que se salde con el menor perjuicio posible hacia los trabajadores y las plantas de producción.