La moda de los pequeños coches urbanos no es ni mucho menos reciente. Ya en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, muchos fabricantes se vieron obligados a construir pequeños vehículos a medio camino entre una motocicleta y un pequeño coche que cubrieran las necesidades más básicas de movilidad de la población. Microcoches como el celebérrimo BMW Isetta, los Messerschmitt KR 175 y KR200, los Vespa 400 de fabricación francesa o el Goggomobil alemán son algunos ejemplos de éstos simpáticos vehículos que gozaron de un éxito relativamente escaso y fueron producidos en pequeñas series, de las que hoy existen legiones de entusiastas que se encargan de mantenerlos en buen estado y rodando por nuestras carreteras. Pero entre los coches ultra-pequeños, el que hoy nos ocupa se lleva la palma al menos en cuanto a tamaño, si es que la definición de coche es aplicable a éste vehículo.
Se trata del pequeño Peel P50, que algunos de nuestros lectores ya conocerán. Ésta graciosa caja con ruedas tiene el honor de ser considerado el coche de producción mas pequeño de todos los tiempos reconocido además por el libro Guiness de los Récords, con unas ridículas dimensiones de 1,37 metros de largo, 99 centímetros de ancho y un metro justo de alto. Pero lo cierto es que tiene detrás algunos detalles curiosos de su historia que son dignos de ser contados.
Peel Engineering Company fue una pequeña fábrica automotriz instalada en la Isla de Man, entre las dos grandes islas británicas, que en los años 60 creó varios proyectos de fabricación de microcoches pensados para una movilidad básica en la isla. Entre ellos estaba el Peel P50, cuyo cometido en palabras de su diseñador, Cyril Cannell, era el de “transportar a una persona y una bolsa de la compra“. Con una carrocería diseñada en fibra de vidrio, su interior era todo lo espartano que podamos llegar a imaginar. Una única puerta en el lado izquierdo servía de entrada a un asiento en el que podíamos encontrar un volante, los pedales y una palanca destinada a accionar una ínfima caja de cambios de tres velocidades, encargada de distribuir los 4.5 caballos de potencia otorgados por un pequeño bloque motor monocilíncrico de 49 centímetros cúbicos, extraído de una motocicleta DKW alemana. Situado en el lado derecho de la carrocería, su cometido era mover una única rueda trasera propulsora, que le permitía moverse hasta los 60 kilómetros por hora en el mejor de los casos, más que suficiente para un vehículo tan pequeño. Cabe destacar que el prototipo inicial del P50 tenía dos ruedas traseras y una delantera, además de un morro más inclinado.
Otra de las curiosidades es que la caja de cambios no poseía marcha atrás. En su lugar, su conductor debía apearse del vehículo y levantar el mismo con un asa dispuesta a tal fin en la parte trasera, para así girarlo en la dirección correcta. No obstante, con un peso declarado de 59 kilos, no era una tarea harto complicada. Fueron construidas a mano alrededor de 47 unidades entre los años 1962 y 1965, de las que hoy aún se mantienen activas unas 27 en perfecto estado de conservación por sus dueños. Incluso se sabe que alguna de dichas unidades construidas fue exportada a países como Finlandia. Su cotización entre los coleccionistas se ha disparado, llegando a alcanzar alguna unidad los 200.000 dólares, debido a su singularidad y escasez. Peel llegó a fabricar otros microcoches como el Trident, ya de dos plazas, o el Viking Minisport, ya mas parecido a un coche convencional. En total, la fábrica manesa de Peel nunca superó los 200 vehículos ensamblados.
Entre sus ventajas, aparte de su tamaño ultra-compacto, estaba su obviamente bajo consumo de gasolina, que se situaba en unos 2,8 litros a los 100. Peel aseguraba en sus anuncios que era “incluso más barato que caminar”. Sin embargo, la débil estabilidad propia de un vehículo de tres ruedas, su nula protección ante un accidente o su pequeña capacidad de carga eran claros inconvenientes, si bien éste último se corrigió mediante el diseño de un pequeño remolque vendido de forma opcional. En aquellos días, adquirir un P50 costaba 199 libras esterlinas.
Para los más nostálgicos, les alegrará saber que, aunque la compañía se disolvió en 1974, un grupo de inversores entusiastas compró los derechos de la marca, y desde 2011 construye de nuevo el Peel P50 y el Peel Trident, pero ésta vez en una fábrica situada en las afueras de Londres. A su vez, además de la tradicional versión de gasolina, a la que se le ha sustituido el antiguo cambio de tres marchas por un más moderno variador continuo y el motor por un cuatro tiempos de 4,5 caballos en lugar del dos tiempos original, se fabrica bajo pedido una versión eléctrica con 24 kilómetros de autonomía y una velocidad punta de 50 kilómetros por hora. Son vehículos completamente legales para la calle en Gran Bretaña y se pueden adaptar con mínimos cambios a la legislación de otros países. Eso sí, su precio, alrededor de los 16.000€, no alienta a todos a comprarse uno. Para menores presupuestos, también se vende una pequeña línea de merchandising. Os dejamos con un vídeo de la divertida prueba que hizo de éste modelo el presentador de Top Gear, Jeremy Clarkson.
De todas formas, yo me imagino yendo a comprar el pan o el periódico los domingos en uno de éstos. ¿No sentís ganas de probarlo?