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Aunque con sus algo más de 4 metros de longitud no se trata de un vehículo excesivamente grande quizás se sale un poco del concepto que muchos pueden tener de la palabra “Mini” de ahí que estemos ante el Mini más grande jamás fabricado. Estamos hablando del último miembro de la familia Mini que además se ha convertido en todo un éxito en ventas, el Mini Countryman.
Se trata de un pequeño crossover que aporta los estándares de diseño de la marca, pero esta vez unidos a una practicidad desconocida hasta ahora en un vehículo con el escudo de Mini en el capó. En concreto probamos el Mini Countryman Cooper SD All4, la variante diésel más potente de la gama con 143Cv y tracción integral.
Desde la aparición del primer Mini allá por 1959, éstos se caracterizan por las amplias posibilidades de personalización, y en el Mini Countryman Cooper SD no iba a ser de otra manera. Por ello será prácticamente imposible ver dos Minis exactamente iguales, y para muestra la unidad que Mini nos ha cedido para esta prueba en color amarillo, con detalles en carbono y llantas negras ¿has visto alguna vez alguno así?.
Al echar un vistazo al Mini Countryman nadie dudará que nos encontramos ante un vehículo con un marcado estilo propio, y aunque es considerablemente más grande desde lejos se reconoce como un Mini. Algunos pueden decir que es elegante, otros que es demasiado clásico, pero de lo que no hay duda es de que los diseñadores de Mini han sabido transformar el diseño del Mini clásico al siglo XXI. A nosotros, por el simple hecho de ser fiel a sus principios, nos encanta.
El frontal es claramente “marca de la casa” aunque los grupos ópticos son más grandes y el capó presenta un aspecto mucho más musculoso con una parrilla central más alta y prácticamente vertical. Esta es quizás la parte del Mini Countryman que más nos asombró cuando lo vimos por primera vez, el morro es altísimo. El morro es uno de los culpables de que en general presente un aspecto muy voluminoso y parezca más grande de lo que realmente es, ya que con sus 4’11 metros solo es 40 centímetros mayor que el Mini normal de 3 puertas.
En la vista lateral del Mini Countryman observamos que el pilar del parabrisas delantero tiene una inclinación muy marcada y una trayectoria que continúa hacia la rueda con una especie de branquia en la que se integra el intermitente lateral y la sigla S que diferencia a los vehículos más potentes de la gama Mini.
Al observar el Mini Countryman desde el costado también llama la atención la gran altura del techo que deja bien marcado el enorme espacio reservado para el habitáculo. En otro detalle en el que se aprecia la gran altura del techo del Mini Countryman es en las enormes puertas que tienen formas muy verticales y dan una gran sensación de amplitud.
En la parte trasera del Mini Countryman destaca el gran tamaño del portón que permite que el maletero tenga una superficie de carga muy amplia y cómoda, desconocida hasta ahora en un Mini. Otro aspecto a destacar de la zaga presidida por un enorme logo de Mini son los conjuntos ópticos que cuentan con un nuevo diseño más musculoso y un poco de garganta hacia fuera.
Sin duda, la unidad que hemos probado del Mini Countryman tiene un aspecto muy racing, principalmente provocado por las espectaculares llantas negras de 18”, por los característicos vinilos del capó, por los detalles en carbono de espejos y branquia lateral y por la impactante combinación de color amarillo/negro.
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Si en el exterior, el Mini Countryman no ha descuidado su ADN, en el interior queda todavía más claro ante que vehículo estamos. Solo hay que ver el enorme velocímetro que ocupa la posición central del salpicadero y la multitud de botones al más puro estilo aeronáutico para saber que aunque más grande y práctico tenemos un auténtico Mini entre las manos.
La posición central del velocímetro no es la más cómoda ni práctica, pero consigue que el interior del Mini Countryman también sea fiel a sus principios, menos mal que el cuentarevoluciones que sí se sitúa en una posición convencional tiene un pequeño visor LCD donde podremos ver la velocidad en formato digital sin tener que girar la cabeza y con ello apartar la mirada de la carretera.
La unidad que Mini nos ha cedido para esta prueba contaba con navegador GPS que para no desvirtuar el peculiar y conseguido diseño interior se ha integrado en el centro del enorme velocímetro central. Esta disposición de la pantalla desde la que también se controlan sistemas como el sistema de sonido o el teléfono hace que tenga un tamaño reducido, pero nos parece la mejor opción de integración. Para manejarla se ha optado por una especie de pequeño jostick muy cómodo y práctico situado detrás de la palanca de cambios.
Bajo el velocímetro encontramos una consola central repleta de botones con el característico estilo de pulsador aeronáutico. Como detalle destacan los mandos del climatizador que junto con la pantalla que muestra la temperatura tienen la forma del logotipo de Mini. Todos los mandos están al alcance de la mano y bastante visibles, pero algunos que se usan con mucha frecuencia como los botones de los elevalunas resultarían más cómodos en una posición más tradicional en las puertas. Además los indicadores de estos botones junto al de bloqueo de las puertas no están retroiluminados, por lo que para usarlos por la noche habrá que recurrir al tacto.
Al sentarnos en los mandos, lo primero que impacta es la postura de conducción. No tiene nada que ver con la de otros modelos de la marca, ya que es mucho más elevada sin llegar a ser la de un SUV. El asiento aunque con unas medidas contenidas resulta cómodo debido a lo completo y amplio de sus ajustes que te permiten conseguir posturas muy diferentes. No pasa lo mismo con el volante que aunque es regulable en altura y profundidad cuenta con unos recorridos muy cortos (sobre todo en profundidad) lo que resulta incómodo para personas relativamente altas.
En cuanto al espacio, los ocupantes de las plazas delanteras gozan de una buena habitabilidad con una anchura más que suficiente. Con respecto a la altura hasta el techo hay muchísimo espacio incluso con el techo solar corredizo que equipa esta unidad y que siempre resta algo de espacio. El aspecto donde el espacio de las plazas delanteras está más limitado es en el hueco para las piernas del conductor. Debido a la escasa regulación en profundidad del volante que comentamos antes, personas de más de 1’90m tienen el problema de que si alejan el asiento para que entren las piernas, no llegarán con comodidad al volante. Por lo contrario, si regulan el asiento para llegar con comodidad al volante, la rodilla derecha le chocará con el salpicadero. Es mi caso.
Si en las plazas delanteras el Mini Countryman ya se diferencia del resto de los modelos por la altura del habitáculo, en las plazas traseras la diferencia es aún mayor. Hasta ahora viajar en las plazas traseras de un Mini se antojaba complicado, eso ha cambiado radicalmente. Para tres ocupantes quizás sea un poco estrecho, pero dos adultos viajan con espacio más que suficiente tanto para las piernas como para la cabeza. Esta sensación general de amplitud es todavía mayor con el techo solar deslizable que equipa esta unidad.
En lo referente a espacio de carga, el Mini Countryman tiene un maletero de 350 litros una cifra que resulta algo pequeño en comparación con el aspecto general de amplitud que adelanta el coche. Quizás el gran espacio de las plazas traseras tenga la culpa, pero en un vehículo de poco más de 4 metros no se puede tener de todo. El espacio de carga que proporciona el gran portón trasero es muy amplio y el interior del maletero es de formas bastante regulares por lo que se puede aprovechar bastante bien. A este aprovechamiento también colabora el suelo totalmente plano que se consigue mediante una tapa bajo la que se encuentra un hueco en el que guardar el kit antipinchazos, los triángulos de emergencia y algunas cosas más.
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Para entrar a analizar el comportamiento del Mini Countryman que hemos probado, lo primero es tener claro ante el vehículo que nos encontramos. Se trata de un crossover de 4’10 metros de longitud, 1’79 metros de ancho y 1’56 metros de alto. Tiene una batalla más corta de lo que puede parecer a simple vista, 2’95 metros. Y con esta motorización detiene la balanza en unos algo excesivos 1.3956 kg.
Como ya dijimos al principio de la prueba, la unidad que hemos conducido es la denominada Mini Countryman Cooper SD ALL4, es decir la más potente de la gama diésel y con tracción integral. Bajo el capó cuenta con un motor de 2 litros con 4 cilindros en línea y turbo de geometría variable que da una potencia máxima de 143Cv a 4.000 rpm y un par máximo de 305 Nm entre 1.750 y 2.700 rpm. Se trata de un motor muy elástico y que aporta suficiente potencia a regímenes medios y bajos de revoluciones, aunque no es de los más suaves ni silenciosos del mercado.
El Mini Countryman que probamos equipa un cambio manual de seis velocidades que resulta cómodo y eficaz. Opcionalmente está disponible con un cambio automático de también seis velocidades.
El distintivo ALL4 que encontramos en la parte inferior de las puertas delanteras nos indica que estamos ante una unidad con tracción integral a las 4 ruedas que remarca el aspecto general de crossover o pequeño SUV. Aunque puede resultar eficaz en situaciones de poca adherencia y en carriles de tierra bien asentados, mejor no aventurarse por terrenos demasiado complicados ya que no cuenta con bloqueo de diferenciales. Su escasa altura al suelo (15 cm) y sus neumáticos para asfalto tampoco son amigos de las aventuras.
Ágil y práctico por ciudad
Pese a tratarse de un crossover y a tener espacio suficiente para viajar, el Mini Countryman es un vehículo urbano casi al 100%, de hecho son muchos los que se ven en grandes ciudades y no tantos lo que se ven por las carreteras españolas. La posición de conducción elevada resulta cómoda para conducción urbana y da una gran visibilidad que se agradece para controlar el tráfico de alrededor y maniobrar.
Al arrancar, el aislamiento del habitáculo es correcto pese a no contar con un motor demasiado silencioso. Las marchas entran bien y cuentan con unas relaciones bastante acertadas. Por poner un pero al cambio, los recorridos son demasiado largos. La dirección electroasistida es suave, directa y cómoda. No pasa lo mismo con las suspensiones que para conducción urbana resultan demasiado duras y firmes, sobre todo en calles de adoquines como las del centro de Sevilla, una de las ciudades donde hemos probado el Countryman.
Personalmente no soy amigo de los sistemas Start & Stop, pero hay que admitir que el del Mini Countryman funciona con rapidez y suavidad. Pese a contar con este sistema y no estar ante un motor excesivamente grande y potente, el consumo del Countryman no hace justicia al nombre de la marca y por ciudad se detiene en 7’4 litros/100 km, lejísimos de los 5’3 homologados. Es el momento de decir que el depósito de combustible tiene solo 47 litros, por lo que con las cifras de consumos que vamos a ir viendo la autonomía no es una de sus virtudes.
Cómodo y dinámico por autovía
Durante la prueba del Mini Countryman Cooper SD ALL4 hemos hecho casi 1.600 kms, de los que más de 1.200 han sido por autovía. A velocidades legales de 120 km/h el aislamiento acústico del habitáculo es muy bueno y no transmite vibraciones. Las suspensiones que por ciudad resultaban demasiado duras, funcionan a la perfección y transmiten seguridad en carreteras con buen asfalto.
Por la amplitud de su habitáculo y por la comodidad y reglajes de los asientos resulta un coche cómodo para largos viajes y con el que la fatiga tardará en aparecer. Quizás el detalle que más nos ha llamado la atención durante todos los días de la prueba es que debido a la escasa inclinación del parabrisas que ya comentábamos en la primera parte de la prueba, la cantidad de insectos que se estampan a él es enorme. Pero claro, el color amarillo tampoco debe ayudar…
En cuanto a consumos, con el control de velocidad activado a 120 km/h y por terrenos planos y sin tráfico consigue unos consumos de 5’8 litros a los 100 km. Muy lejos también de los 4’7 litros homologados.
Divertido y capaz en carreteras viradas
Quizás estamos ante la parte de la prueba que más disfrutaría cualquier aficionado al motor: Pero además, por el aspecto racing de esta unidad y a la denominación “Cooper S”, teníamos ganas de curvear desde que lo arrancamos por primera vez en el garaje de Mini.
Tiene aspecto de Cooper S, y en su portón trasero luce esas siglas. Pero además, también tiene la D de diésel. Este es quizás el problema de partida. Muchos que hayan probado o hayan oído hablar de las prestaciones del Cooper S de gasolina, pueden esperar mucho más de este coche. Pero no hay que olvidar que estamos ante un motor diésel con unos discretos 143Cv.
Aunque no es un vehículo con prestaciones deportivas, permite un paso por curva rápido y preciso ayudado por la tracción integral y las firmes suspensiones que consiguen que los balanceos sean muy contenidos pese a la altura del coche. El DSC tarda en entrar, lo que hace fácil exprimir casi al máximo la mecánica del Countryman que responde muy bien teniendo en cuenta sus especificaciones técnicas. Del consumo con una conducción deportiva por carreteras viradas mejor no hablar.
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El Mini Countryman es un concepto hasta ahora desconocido para Mini ya que se trata de un vehículo en el que 4 adultos pueden viajar cómodamente incluso con algo de equipaje. Esas personas que compraron un Mini hace algunos años con el resurgir de la marca y que ahora tienen familia y niños, no van a tener que cambiar de marca. Además, con su tracción integral y con los 15 centímetros que lo separan del suelo se convierte en un pequeño crossover o SUV de estilo chic con poca o ninguna competencia en el mercado.
En su comportamiento, el Countryman es polivalente, cómodo, divertido y gracias al motor diésel de 143Cv aporta unas prestaciones muy dignas con unos consumos contenidos aunque algo más elevados de lo esperado. Además de todo esto, nadie dudará que tanto por su diseño como por sus interminables opciones de personalización, se trata de un vehículo muy exclusivo. A algunos les encantará y a otros no les gustará, pero es un coche con estilo propio que es fiel al ADN Mini.
La versión Cooper SD que hemos probado cuenta con un motor que aunque está alejado de prestaciones deportivas consigue que el Countryman acelere de 0 a 100 km/h en 9’4 segundos y alcance una velocidad máxima de 195 km/h, prestaciones más que suficientes para un coche que aunque se comporte a la perfección en carretera, tiene un claro perfil urbano. Responde bien a bajas revoluciones y su cambio manual de seis marchas resulta cómodo, suave y eficaz.
Con sus 4’10 metros de largo y sus casi 1.400 kg, es el Mini más grande jamás fabricado. Eso se nota en cosas como el consumo que en la cifra combinada se aleja bastante de los 4’9 litros a los 100 km. Después de más de 1.600 km de prueba, hemos obtenido una media de 6’9 litros a los 100 km. Estos consumos algo elevados junto a un depósito de combustible de tan solo 47 litros hacen que tengamos que pasar por la gasolinera con demasiada frecuencia, por lo que la sensación de consumo es mayor aún.
Por todo ello, el Mini Countryman Cooper SD ALL4 se convierte en una buena opción de compra si quieres un vehículo con cierto halo de exclusividad , buena habitabilidad y ágil en su uso cotidiano. Eso sí, todo esto tiene un precio y no es precisamente bajo. El Mini Countryman Cooper SD ALL4 tiene un precio de salida de 28.950€ a los que tendrás que sumar una larga lista de opciones para personalizar tu Mini.
A FAVOR Y EN CONTRA
- A favor: estilo propio, posibilidades de personalización y espacio interior.
- En contra: precio y consumos.
FICHA TÉCNICA (datos de la prueba)
Motor
- Cilindros: 4 en línea
- Cilindrada: 1.995 cm3
- Potencia máxima: 143Cv a 4.000 rpm
- Par máximo: 305Nm entre 1.750 y 2.700 rpm
- Transmisión: manual de seis velocidades
- Tracción: integral a las 4 ruedas
- Combustible: diésel
Prestaciones
- Velocidad máxima: 195 km/h
- Aceleración de 0 a 100 km/h: 9’4 segundos
- Consumo urbano: 7’4 litros / 100 km
- Consumo interurbano: 5’8 litros / 100 km
- Consumo medio: 6’9 litros / 100 km
Medidas
- Peso en vacío: 1.395 Kgs.
- Medidas (longitud / anchura / altura): 4110 / 1789 / 1561
Precio
- Mini Countryman Cooper SD ALL4: 28.950€ (sin extras)
- Precio unidad probada: 38.040€
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